Lactancia a demanda
Hasta hace muy poco la recomendación general a las mamás que daban el pecho era que el bebé tenía que mamar cada 3 horas y sólo 10 minutos de cada teta.
A día de hoy, aún hay quien da estas recomendaciones para la lactancia materna, por eso aún hay mamis que se cuestionan si las 3 horas comienzan con el inicio o con el fin de la toma.
Con los peques que toman biberón las instrucciones son las mismas claro, solo que a estos además se les añade la cantidad exacta que deben ingerir, ni más ni menos.
Si en medio el bebé llora…pues a dejarlo llorar “que se le expandan los pulmones”, “no tiene hambre sino que te está haciendo chantaje” y demás frases tan cargadas de desconocimiento como de falta de respeto hacia la criatura.
Sin embargo hay un hecho importante a tener en cuenta, y es que la lactancia, ya sea de teta o de biberón, debe ser a demanda.
¿Eso qué significa?
Pues en esencia, que el bebé decide cuándo y cuánto tomar cada vez.
¿Por qué se ponen horarios a la lactancia?
Cuando a principios del s.XX se empezó a fabricar y a comercializar el sucedáneo de leche (la leche de fórmula) la lactancia se comenzó a abordar desde un punto de vista científico. Así, tras hacer algunos cálculos y mediciones, se estableció en principio que las tomas debían ser cada 4 horas. Casualmente, ese era el tiempo que tardaba en vaciarse el estómago de los bebés que tomaban leche de vaca.
Entonces, como la ciencia mandaba, se decidió establecer también un horario estricto para la lactancia materna, por lo que se imponía amamantar al bebé mirando el reloj para decidir si ya le tocaba o si había tomado mucho.
Y digo yo, ¿hay algún otro mamífero que mire el reloj para amamantar a sus crías? ¿Por qué pretendemos que nuestra especie sí lo haga? A esto he de añadir otras creencias erróneas como que a partir de los 6 meses (o los 12, o los 18…) la leche materna deja de alimentar…pero eso ya es otro tema.
¿Por qué la lactancia materna debe ser a demanda?
La composición de la leche materna varía no sólo si el bebé se encuentra mal, ni tan siquiera entre toma y toma, sino que al ser un tejido vivo varía su composición dentro de la misma toma. Al inicio de ésta la leche es más rica en lactosa y agua, haciéndose más grasa hacia el final.
Si limitamos la toma a tan sólo 10 minutos, podemos encontrarnos con circunstancias tales como:
- Bebés pequeños que aún no se han hecho expertos mamadores y no tienen tanta capacidad de succión.
- Mamás que tengan menos conductos, por lo que la leche tarde más en salir.
O con cualquier otra causa que ocasione que el pecho no se haya vaciado en ese espacio de tiempo establecido.
¿El resultado? Un bebé poco saciado que volverá a tener hambre en breve. Además como habrá estado el mismo tiempo en el otro pecho, sólo habrá tomado la lactosa de ambos, lo que posiblemente le cause dificultad para digerir tanta cantidad de la misma, dando como resultado molestias digestivas: gases, regurgitaciones…
A esto hemos de añadir una bajada de producción de la leche, pues al no vaciarse el pecho correctamente la hormona encargada de inhibir la producción de la misma (FIL) se quedaría en el pecho, pasando a la sangre y mandando la información de que no es necesario fabricar tanta leche.
Además de todo esto, un vaciado ineficaz del pecho también puede conllevar otros problemas como son las obstrucciones o las mastitis.
¿Cómo es la lactancia a demanda?
La lactancia a demanda consiste precisamente en eso, en que sea a demanda tanto el momento de la toma como la duración de la misma.
Si el bebé tarda 10 minutos en tomar de un pecho estará genial, así como si tarda 20. Hay peques, como comentaba antes, que tienen más capacidad de succión que otros. También ocurre que cuando ya llevan un tiempo mamando se convierten en expertos mamadores, con una técnica tan depurada que tardan apenas unos minutos en vaciar el pecho. En otros casos puede suceder que la mamá tenga pocos conductos y salga menos cantidad de leche, de ahí que la criatura tarde un poco más.
Por otro lado, puede que a los 15 minutos de terminar vuelva a pedir, como también puede ser que pasen 4 horas sin que mame.
¿Es normal? Sí, en la mayoría de los casos. Recordemos algo clave: la teta no es sólo comida. La teta es alimento, es consuelo, es tranquilidad, es amor…la teta es mamá, y el bebé puede necesitar a mamá porque tenga hambre, sed, sueño, se sienta incómodo sin saber porqué…o simplemente, porque quiere estar con ella.
¿Cuándo no es normal? Cuando todas las tomas se eternizan, cuando el bebé se duerme al pecho agotado, cuando no gana el peso adecuado, cuando hay dolor…En todos estos casos habría que valorar si existiese algún problema con la lactancia, como por ejemplo si el agarre es correcto. En esta entrada os contamos cómo debe ser el agarre correcto al pecho.
En el caso del biberón, si bien es verdad que es más sencillo y rápido de tomar salvo que se use el método Kassing, también es cierto que hemos de dejar que sea el bebé quien decida cuánto quiere tomar. Lo ideal sería que todo bebé alimentado con biberón utilizase ese método, por eso aquí os dejamos una entrada en la que explicamos en qué consiste.
Aunque en la lata de los sucedáneos diga que para el tiempo que tiene debe tomar X cantidad, hemos de ser conscientes de su demanda. ¿Y si no quiere más? ¿Le obligo? ¿Y si, por el contrario, pide más aunque ya se haya terminado la cantidad que le corresponde?
Pues siendo consecuentes con la demanda del bebé, si no quiere más será que no tiene más hambre y no necesita más, y si pide tras haberse tomado el biberón seguramente sea que con eso no es suficiente.
Así que, con toda esta información en vuestra mano, observad y escuchad a vuestra criatura para saber qué es lo que necesita en cada momento, no sólo en su lactancia sino en toda su crianza.