Marta no da besos
Si hay algo que me encanta es la lectura. Desde pequeña recuerdo a mis padres leyéndome cuentos…y a mí corrigiéndoles si intentaban hacerme trampa y saltarse alguna parte!
Así que intentamos fomentar la lectura en los peques, por lo que en cada ocasión especial solemos regalarles algún libro (ya sea nuevo o heredado).
Estas navidades llegó a casa el libro de “Marta no da besos”, de la serie de libros “Ande yo valiente”. Simplemente, me parece maravilloso. Y lo mejor de todo es que a mis peques también les gusta.
¿Como te sentirías si al ir a comprar al mercado el frutero te dijera: “Toma, una fresa…pero te la doy si me das un beso.”? Cualquier adulto posiblemente se sentiría mal, habría incluso quien lo llamaría acoso.
Sin embargo con los peques parece que no hay ese miramiento, parece estar establecido que ellos deben dar besos.
Se lo decimos siempre con buenas intenciones ¿verdad?: un beso a la abuela que se va, un beso al abuelo que acaba de llegar, un beso a mi amigo Pepito (a quien tu peque ni conoce ni le interesa seguramente).
Si desde pequeños no les enseñamos a respetarse a sí mismos y nosotros, sus adultos de referencia, no los respetamos tampoco y los incitamos/obligamos a hacer estas cosas ¿cómo van a gestionarlo cuando sean mayores?
Si le decimos que le dé el beso al abuelo, al frutero o a nuestra amiga a pesar de sus reticencias ¿cómo esperamos que sepan reaccionar ante alguien que venga a pedirles un beso con unas intenciones algo menos amigables que las nuestras? ¿Cuál es la diferencia entre una persona y otra? ¿Que mamá la conoce o papá nos da su consentimiento? ¿Y eso a caso es garantía de la bondad de la otra persona hacia nuestros peques?
Deberíamos dejar que ellas y ellos decidan a quién, cuándo y cómo expresar su afecto. Sin imposición o dirección externa, aunque sea la de su madre o su padre.
Los niños y niñas son dueños tanto de su cariño como de su cuerpo y deberíamos respetarlos, enseñándoles a la vez a que acepten y exijan ese respeto.
Este libro en forma de verso, con dibujos de dimensiones descompensadas y un contenido sencillo pero que cala es maravilloso para que tanto peques como adultos empiecen a entender y trabajar ese mensaje de respeto.