Pintura de dedos sobre lienzo de plástico
Si hay algo que le gusta a un niño o una niña es experimentar con todo lo que esté a su alcance.
La exploración sensorial les permite agudizar sus sentidos, descubriendo y aprendiendo así infinidad de cosas.
La estimulación sensorial nos permite elaborar sensaciones y percepciones a través de los sentidos, lo que construye las bases de cualquier aprendizaje, ya que la adquisición de estímulos es el inicio del proceso de memoria.
Por eso es necesario dejarles que trasteen, toqueteen y olfateen todo lo que puedan (¡aunque no siempre sea todo lo que quieran!).
Hay multitud de actividades sensoriales que podemos prepararles en casa para que puedan desarrollar esta inquietud, pasando así un rato ameno y divertido entre preparación y juego, ¡que es en realidad lo que ellos y ellas quieren y necesitan!
Realizar actividades en las que puedan manipular distintas texturas para notar la diferencia entre unas y otras, o texturas de uso poco habitual, suele ser un recurso con éxito casi garantizado.
En esta entrada quiero presentaros una que nos encanta…¡y digo nos porque una de las que más disfruta con ella soy yo!
Se trata de dejarles que expresen libremente su imaginación en un lienzo. La pintura es una manera de expresión que suele resultar muy curiosa y gratificante. No hay casa con peques en la no haya ceras, tizas, rotuladores o cualquier otro tipo de elemento para que puedan pintar y manifestar su arte abiertamente. Sin embargo, os propongo que les dejemos probar otra forma de pintar que no sea agarrando algún elemento: ¡vamos a pintar con las manos!
¿Qué necesitamos?
– Pintura de dedos (tantos colores como queráis).
– Film de cocina.
– Banco o taburete (¡para hacer de bastidor del lienzo!).
– Brochas o pinceles (opcional).
Elaboración:
– Colocamos el banco o el taburete sobre una mesa baja, o en el suelo si tiene unas patas altas, pero puesto del revés, es decir con la parte de sentarse sobre la mesa de forma que las patas queden hacia arriba.
– Al rededor de las patas liamos el film de cocina, le daremos varias vueltas para cubrir todas las patas y fijarlo sobre sí mismo.
– Abrimos los botes de pintura…¡y a pintar!
Podemos ofrecerles también brochas o algún otro material para que sigan expresando su imaginación. Además al usar los pinceles se fomenta el desarrollo de la coordinación oculo-manual, o coordinación mano-ojo, que es esencial para infinidad de tareas cotidianas. Esta coordinación está relacionada con el manejo de la psicomotricidad fina, que es la encargada de que podamos realizar pequeños movimientos con los dedos y de la precisión de las manos. Sin embargo es muy posible que cuando toquen la pintura con las manos y noten esa sensación ¡no requieran de ningún otro elemento!
Eso sí, os doy un consejo: si es época de fresquito, ponedles algún babero de estos que cubren tronco y brazos, o alguna camiseta vieja que no os importe que se manche. Si es verano no les pongáis nada ¡pero recordad que luego vais de cabeza a la ducha!